Los molletes son un platillo exquisito para el desayuno, su combina de pan, frijoles y verdura lo hacen un alimento completo para brindar energía el resto del día.
Las mejores recetas de molletes
¿Por qué se llaman molletes?
El nombre de molletes proviene de un pan español que se servía con aceite de oliva, jitomate y sal. Este pan llegó a América Latina con los colonizadores y se adaptó a los ingredientes locales, como los frijoles y el pico de gallo. Los molletes se popularizaron en los restaurantes de desayunos en el siglo XX, especialmente entre los estudiantes.
¿Quién inventó los molletes en México?
Los molletes los crearon los maestros panaderos de una comunidad llamada Antequera en el siglo XVIII.
El pan era suave, blando y ovalado, y se le llamaba así por las palabras catalanas molla (miga) y mollar (blando).
Este pan se servía como desayuno, acompañado de aceite de oliva, sal, jitomate y ajo. Esta forma de comer el pan se conoce como pan tumaca o pan con tomate.
Los molletes llegaron a América Latina durante la época colonial, y se adaptó a los ingredientes locales. En México, se sustituyó el pan especial por el bolillo, un pan blanco y crujiente que se hornea en forma de barra.
En México, también se le agregó mantequilla al pan, y se le dio un toque dulce. Así surgieron los molletes dulces, que se consumían como postre o merienda.
Y aunque su versión original era salada, después en territorio azteca se inventaron los molletes dulces, que se preparaban con bolillo partido por la mitad, untado con mantequilla y espolvoreado con azúcar y canela. Se horneaban hasta que el azúcar se caramelizaba y el pan quedaba crujiente.
Puebla, se creó una variante de los molletes dulces, llamada molletes poblanos. Estos se rellenaban con queso y fruta, como manzana, pera o durazno, y se bañaban con una salsa de piloncillo y canela. Se dice que los molletes poblanos fueron inventados por las monjas franciscanas del convento de Santa Clara de Asís, para celebrar a su santa patrona el 11 de agosto.
10. Los molletes son un platillo muy versátil, económico y nutritivo, que se puede comer a cualquier hora del día. Son una muestra de la fusión de las culturas española y mexicana, y de la creatividad de los cocineros que los han ido transformando a lo largo de la historia.