Recientemente, un creciente revuelo ha sacudido las calles de la Ciudad de México, pues una tradición culinaria muy arraigada está en peligro: las pulquerías. Estos emblemáticos lugares donde se sirve el pulque, bebida prehispánica de gran relevancia cultural, están enfrentando una ola de cierres que ha causado desconcierto y movilización entre los capitalinos.
La bebida de los dioses
El pulque, conocido como “la bebida de los dioses”, tiene siglos de historia, siendo consumido por las civilizaciones mesoamericanas como los mexicas. Sin embargo, actualmente, las pulquerías, esos espacios que preservan la esencia del consumo de esta bebida en un entorno social y tradicional, se han visto amenazadas por diversas razones, entre ellas la inseguridad, la informalidad y la falta de cumplimientos normativos mismos que están bajo la lupa por algunas instancias que buscan regularizarlos. Es por ello que la población ha comenzado a manifestarse con fuerza. Marchas, peticiones y protestas han tomado las calles, defendiendo no solo el pulque como bebida tradicional, sino también la preservación de estos espacios como patrimonio intangible de la ciudad. Los manifestantes, desde amantes de la bebida hasta historiadores y antropólogos, exigen una respuesta de las autoridades para proteger este legado cultural que, de cerrarse las pulquerías, podría desaparecer para siempre.
¿Y qué hay detrás de esto?
Estos cierres son parte del programa La Noche es de Todas y Todos, iniciativa que, en principio, tenía como objetivo garantizar el cumplimiento de la ley en los establecimientos de bajo impacto, como una medida para mejorar la seguridad tanto de los clientes como de los vecinos y transeúntes.
El programa busca regularizar aquellos lugares que operan sin las licencias correspondientes o que no cumplen con las normativas de seguridad. Entre las medidas exigidas se encuentran la implementación de protocolos de protección civil, el respeto a los aforos establecidos, la colocación de alcoholímetros, la prohibición de fumar en interiores, y el cumplimiento de horarios de funcionamiento. Además, se busca prevenir la venta clandestina de alcohol en la vía pública y el comportamiento que altere el orden público.
Las autoridades encargadas de supervisar este programa son el Instituto de Verificación Administrativa (INVEA), la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGIRPC), quienes han tomado acción para cerrar aquellos lugares que no cumplen con las normativas. Aunque la intención es clara: asegurar un ambiente más seguro y ordenado, el cierre de pulquerías ha generado preocupación entre los habitantes de la ciudad, especialmente aquellos que ven en estos espacios una parte esencial de la identidad cultural y gastronómica de la capital.
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Una tradición ancestral
Para muchos, las pulquerías son mucho más que simples bares; son puntos de encuentro que preservan una tradición ancestral vinculada al pulque, una bebida con siglos de historia. El temor es que estos cierres puedan poner en peligro la supervivencia de estos establecimientos y, con ellos, una tradición única que sigue viva en la CDMX.
Así, el debate continúa: ¿es esta regulación necesaria para mejorar la seguridad y el orden, o representa una amenaza para una parte fundamental de la cultura de la ciudad? Sin duda, el cierre de pulquerías ha puesto sobre la mesa la necesidad de encontrar un equilibrio entre el progreso, la seguridad y la preservación de las tradiciones que definen la esencia de la CDMX.
¿Y a ti te gusta el pulque?