La mandarina es una fruta deliciosa que pertenece al grupo de los cítricos, en la temporada del otoño se apodera de los stands de supermercados y mercados. Llega al invierno siendo una de las favoritas pues también aparece en las posadas y en las cenas navideñas.
¿Qué beneficios tiene comer una mandarina?
Además de ser una fruta rica en sabor, también es abundante en nutrientes que el cuerpo requiere para estar sano en la época de frío.
Por ejemplo, las mandarinas producen sinefrina, la cual frena la producción de colesterol en el cuerpo. Asimismo, el consumo de esta fruta baja el nivel de insulina, por lo que el azúcar no se almacena ni convierte en grasas, se transforma en energía que lleva a la pérdida de peso.
Otro de sus beneficios es que tienen propiedades antimicrobianas que evitan que las heridas se infecten y evitan los virus, hongos e infecciones bacterianas.
Su pulpa está formada por numerosas vesículas llenas de jugo rico en vitamina C, flavonoides, betacaroteno y aceites esenciales.
También contiene vitamina A, la cual es esencial para la visión, el buen estado de la piel, el cabello, las mucosas, los huesos y para el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
La mandarina también es rica en minerales, el más abundante que posee es el potasio, además se pueden encontrar pequeñas cantidades de magnesio y fósforo, y calcio.
Esta fruta cítrica también es fuente natural de fibra, que se encuentra en la pulpa blanca que hay debajo de la piel y entre los gajos, la cual ayuda con el sistema digestivo y reduce la absorción de grasas y sustancias tóxicas.
¿Dónde se originó la mandarina?
Se dice que la mandarina se originó en el suroeste de China, sin embargo, hay quienes afirman que habría surgido en el sureste asiático como Laos o Filipinas, y fue hasta el siglo X cuando el cultivo se extendió por Japón y luego llegó a Europa.