Entre los muchos platillos que se fusionaron con el arte culinario de los primeros españoles que llegaron a México están los dulces mexicanos, y unos de los más peculiares, pero no menos deliciosos, son los pedos de monja. Sí, posiblemente, al igual que nosotros, te has hecho las siguientes preguntas: ¿qué son?, ¿a qué saben? y, sobre todo: ¿a qué huelen? Pues hoy te queremos contar su historia y cómo este típico dulce queretano acopió tan singular nombre. ¡Sigue leyendo! Te puede interesar: Comida mexicana para celebrar el orgullo de nuestro país
Pedos de monja: más deliciosos de lo que tu olfato puede imaginar
Aunque el nombre de remita a un aroma nada agradable, debes saber que los pedos de monja ¡son deliciosos! Estos recuerdan un poco a la trufa de chocolate, y son un verdadero tesoro: en 2009, esta golosina fue registrada en la ciudad de Querétaro por El palacio de Chocolate, una chocolatería artesanal donde podrás encontrarlos y disfrutarlos al estilo tradicional. Pero hablemos un poco sobre su origen: cuenta la leyenda que se trata de la creación de un chef italiano que se encontraba en Cataluña, el cual bautizó al bizcocho como petto di monja (es decir, cofre de monja). Sin embargo, a los catalanes “les falló” un poco la pronunciación, cambiando el italiano petto, por pedo. Por otro lado, los queretanos tienen una versión distinta a su origen: se dice que este postre pertenece a la cocina conventual novohispana, y se trataba de panes que, al hornearse, crujían, y por eso se les llamó pedos de monja. ¿Con cual versión te quedarías? No te pierdas: Cómo hacer arroz con leche: el postre que le hace falta a tu vida
Receta
Si andas muy lejos de Querétaro, no te preocupes. Aquí te pasamos un fácil procedimiento para que los disfrutes en casa.
INGREDIENTES
- 120 ml de leche
- 100 g de mantequilla en trozos pequeños
- 120 ml de agua
- 130 g de harina tamizada
- 4 huevos
- ½ cda. de sal
- 4 cdas. de azúcar
- Extracto de vainilla
- 1 cda. de ron
- 100 g de azúcar granulada
- Aceite
INSTRUCCIONES
- En primer lugar, hierve el agua, la leche, la mantequilla y la sal.
- Cuando la mantequilla esté derretida por completo, retira del fuego y vierte todo en la harina. Mezcla rápidamente con una cuchara de madera.
- Coloca un sartén a fuego lento y continúa mezclando hasta que la masa salga de los bordes y forme una bola.
- Deja reposar por 3 minutos y luego incorpora los huevos, uno por uno. Bate con la cuchara o, si prefieres, con batidora eléctrica. Hazlo hasta que todos los huevos se incorporen. Ojo: no debes incorporar el siguiente huevo hasta que el otro huevo se haya incorporado por completo.
- Luego, agrega el ron, la vainilla y vuelve a mezclar vigorosamente.
- Por otro lado, calienta una olla con aceite y, usando una bolsa de repostería o con una cuchara, ve formando los pedos de monja. Estos deben hincharse durante la cocción. Dales vuelta cuando estén dorados.
- Finalmente, retira del aceite y colócalos en una toalla de papel. Espolvorea con azúcar y sirve.
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