La alcachofa es muy famosa por sus propiedades curativas y realmente socorrida para el tratamiento de diversos padecimientos y remedios caseros. Sin embargo, también es un complemento muy delicioso para muchos platillos.
Aquí te compartimos todo lo que tienes que saber para preparar alcachofa, cómo aprovecharla mejor y también cómo puedes cocinarlas para consentir tu paladar. ¡Te van a encantar estas recetas!
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Principales beneficios de la alcachofa
- Su parte comestible contiene inulina, un carbohidrato que facilita la digestión. La cinarina, presente en sus hojas, es una sustancia que ayuda a proteger y regenerar las células hepáticas.
- Cuenta con diversos nutrientes, entre los que se encuentran las vitaminas A, B6, calcio, fósforo, magnesio, potasio, sodio hierro y carbohidratos.
- Es famosa por sus propiedades digestivas, pues ayuda a regular problemas de estreñimiento, diarrea, acidez estomacal, vómitos y náuseas.
- Contribuye a la eliminación del flujo de la bilis.
- Es beneficiosa para la dieta, pues controla el apetito y provoca sensación de saciedad.
- Reduce los niveles de colesterol malo y aumenta el bueno.
- Tiene cualidades diuréticas, por lo que se recomienda su consumo para eliminar líquidos del cuerpo.
- Restaura tejido hepático dañado, además depura los riñones.
- Reduce la presión arterial.
- Ayuda a evitar problemas de anemia.
Cómo sacarle el mayor provecho a la alcachofa
Las mejores alcachofas
Las partes comestibles de una alcachofa son las hojas y el corazón. No importa si son redondas o alargadas, busca las piezas que estén compactas, se sientan pesadas para su tamaño y tengan las hojas bien cerradas, carnosas y firmes; descarta aquellas que presenten manchas cafés o el tallo se sienta blando.
¿Son frescas?
Para comprobarlo dobla una hoja, ésta debe romperse sin dificultad y emitir un leve crujido.
Así se conservan
No les cortes el tallo pues protege al corazón contra la oxidación; envuélvelas en un trapo de cocina húmedo, ponlas en una bolsa de plástico y guárdalas en el cajón de las verduras del refrigerador; así duran hasta una semana.
Preparadas
Antes de cocerlas debes cortarles el tallo y frotar esa parte con un limón partido. Con unas tijeras corta las hojas externas maltratadas y las puntas duras.
La cocción
Método 1: de preferencia, ponlas en un recipiente de acero inoxidable o de vidrio resistente al calor (no se recomiendan las cacerolas de aluminio porque se hacen negras).
Vierte agua suficiente para cubrirlas y agrega 1/2 limón partido, 2 dientes de ajo (mejor si van machacados), 1/2 cucharada de sal, una hoja de laurel fresca y 3 pimientas gordas; tapa el recipiente y cocina, a fuego medio, de 20 a 30 minutos o hasta que las alcachofas estén tiernas.
Método 2: sumérgelas en agua hirviendo con sal o jugo de limón o un poco de vinagre durante 30 minutos.
Método 3: también las puedes cocinar al vapor.
¿Ya están?
Sabrás que están cocidas si al primer intento por jalar una hoja, ésta se zafa.