Estamos a punto de sufrir otro cambio de horario: este domingo 3 de abril entraremos nuevamente al horario de verano, poniéndole fin al horario de invierno. ¿Qué significa esto? Pues que volveremos a acostumbrarnos a despertarnos un poco más temprano, puesto que la noche es más corta, y también nos dará hambre más tarde, posterior a nuestra hora de la cena. Como puedes ver, el cambio de horario impacta directamente en nuestra alimentación y estilo de vida, lo que puede provocar un desbalance especialmente si llevamos un régimen alimenticio. Te puede interesar: El cambio de horarios puede aumentar el riesgo de infartos
¿Cómo nos afecta el cambio de horario?
Debes saber que la luz funciona como un regulador natural de procesos como la secreción de melatonina, la hormona encargada de regular el sueño. Al amanecer “más temprano”, el cuerpo resiente este cambio y, según expertos, que el organismo vuelva a ajustarse a una rutina tarde entre dos y tres días. No mucho, ¿verdad? Sin embargo, se pueden experimentar también cambios en el estado de ánimo, una baja en el rendimiento físico y hasta intelectual, situación que puede prolongarse y reducir la productividad en las dos semanas siguientes. Además, una consecuencia muy habitual es la somnolencia, y es que el ritmo circadiano también puede sincronizarse con la alimentación y la digestión, ya que es durante el día cuando los intestinos mantienen su actividad, algo que influye en el factor del sueño. Y no sólo eso: estas alteraciones pueden provocar problemas gastrointestinales. Descubre: Esta es la fruta que te hace dormir más rápido si la comes antes de ir a la cama
La alimentación: un factor para contrarrestar este cambio
En primer lugar, es importante que la alimentación se vea lo menos afectada posible. Es verdad: si desayunábamos a las 7 del horario de invierno, es complicado para algunos desayunar a las 6 del horario de verano, o haber cenado a las 10 para hacerlo ahora a las 9. Simplemente nuestras actividades cotidianas no nos permiten ajustar nuestras comidas a otras horas. Pero lo mejor que podemos hacer es llevar nuestros horarios de alimentación en la hora que marca el reloj y acostumbrarnos lo más pronto posible. Si esto te cuesta mucho y durante la mañana tienes mucha hambre o, por el contrario, no tienes apetito, y esto ocurre también a la hora de la comida y la cena, expertos sugieren que comiences comiendo 15 minutos antes (o después, sea el caso) de tu hora de desayunar, comer o cenar. Este es un ejercicio progresivo hasta que te ajustes a la hora que marca el reloj. Empieza recorriendo el horario 15 minutos los primeros 3 días; posteriormente, media hora los siguientes 3 y así, sucesivamente. Finalmente, otro consejo que dan los especialistas es evitar las ingestas muy calóricas antes de ir a dormir. Esto ayudará a conciliar mejor el sueño. No te pierdas: ¿Qué provoca el mal del puerco y cómo evitarlo?
Alimentos para contrarrestar el efecto del cambio de horario
Los primeros días pueden ser todo un reto, pero te tenemos una buena noticia: hay alimentos que te pueden ayudar a revertir los efectos del cambio de horario, que te llenarán de vitalidad y energía, y mejorarán tu estado de ánimo, regulando tu ritmo circadiano:
- Leche
- Carne
- Pescado
- Huevo
- Ejotes
- Chícharos
- Verduras de hoja verde
Recuerda: en cada una de tus comidas debes incluir una porción de vegetales, una de proteínas y otra de carbohidratos para tener un balance en tu alimentación. Esto te ayudará a sentirte mejor durante el día. Descubre más información para cuidar tu salud, nutrición y disfruta del menú más saludable con las mejores recetas, deliciosas y muy nutritivas, sólo en Cocina Fácil, tu mejor opción para disfrutar de los más ricos sabores de la Cuaresma Y suscríbete a tus revistas favoritas en TUSUSCRIPCION.COM
