Normalmente, aquellas personas que sufren sobrepeso y tienen la intención de perder algunos kilos suponen que la manera efectiva de lograrlo es pasando muchas horas sin probar alimento alguno, pero esta lógica, en la mayoría de los casos, en lugar de ayudarnos a bajar termina aumentándonos de peso, ya que cuando el hambre nos traiciona, la cantidad de alimentos que son ingeridos es mayor, ya que necesitas saciar un deseo realmente grande.
Pero esta situación no es exclusiva de aquellas personas que pretenden perder peso, sino de aquellas que llevan malos hábitos alimenticios y en su vida diaria, ya que el no saber controlar el apetito siempre nos lleva a caer en las famosas tentaciones que dejan graves consecuencias: kilos de más.
Aprender a controlar tu apetito es realmente sencillo, el truco más efectivo consiste en comer menos, pero sin sentirse hambriento o ansioso, ya que tener el apetito activo la mayor parte del tiempo es la principal causa de que las dietas fracasen y te lleven a consumir calorías en exceso. Vence esa falsa sensación de hambre con estos sencillos consejos para controlar el apetito y, en consecuencia, provocará que bajes de peso.
Come despacio
Todos sabemos que es recomendable masticar hasta 40 veces el alimento antes de tragarlo, ya que masticar con insistencia reduce la cantidad que comemos debido a que va disminuyendo el hambre y deseo que te hace comer más de lo que necesitas. Tras ingerir los alimentos, los nervios del estómago envían una señal de satisfacción hacia el cerebro, pero estas tardan de 10 a 30 minutos en ser captadas, así que, como consecuencia, puede provocar mayor necesidad de comer hasta que el organismo sienta saciedad.
No necesitas más que tomarte el tiempo necesario para comer bien y masticar de forma adecuada los alimentos, ya que esto le dará el tiempo suficiente al cerebro de dar las órdenes de satisfacción.
No te esperes hasta sentir hambre
Todos en algún momento de nuestra vida hemos pasado muchas horas sin ingerir alimento, ya sea por voluntad o alguna situación que nos impide hacerlo, así que todos conocemos la horrible sensación de sentir hambre y justo en ese momento nuestra mente maquila todo aquello que podríamos devorar en un instante, lo que trae como consecuencia el famoso “desquite”, por lo tanto, la cantidad de alimento que consumimos es aún mayor.
El exceso de comida nos provoca una sensación de saciedad e incrementa los niveles de insulina, lo que ocasiona que el famoso “mal del puerco” ataque, haciéndonos sentir cansados y, poco más tarde, nuevamente hambre.
Es recomendable no comer hasta que se sienta hambre, por esta razón es que existen las famosas colaciones, para que el estómago no se quede privado de comida por tantas horas y sienta la necesidad de desquitarse. Bien sabemos que las colaciones no debe de ser lo primero que se te cruce enfrente, sino aquellos que sean ricos en nutrientes, ya que estos nos ayudarán no sólo a reducir el apetito, sino a activar el metabolismo y así obtener mejor capacidad de quemar grasas.
Duerme bien
Algo que casi nadie sabe es que no dormir bien también te sube de peso, ya que desvelarte o no tener una buena calidad de sueño te provocan una sensación de hambre incontrolable; no descansar hace que tu deseo por ingerir dulces, grasas y carbohidratos aumente, sin mencionar que esto también puede acarrearte graves problemas de salud a mediano y largo plazo.
Cuando duermes, tu organismo segrega una hormona llamada leptina, la cual actúa sobre la insulina para quemar células grasas y generar la sensación de saciedad, por lo tanto, si no duermes lo suficiente, la leptina no activa sus beneficios y genera ansiedad. Es recomendable dormir entre 7 u 8 horas diarias sin interrupciones.
Toma mucha agua
La falta de hidratación suele confundirse con hambre, ya que genera una sensación de cansancio y bajas energías que conlleva a comer más de la cuenta. Es recomendable ingerir una buena cantidad de agua al día, incluyendo el agua que poseen las frutas y verduras.
Cuídate de las calorías líquidas
Nuestro cuerpo digiere con mayor velocidad los líquidos que los sólidos, así que las calorías líquidas son de las más dañinas, no sólo porque te suben de peso, sino que el incremento de azúcar en la sangre aumenta tu necesidad de comer más. El problema con estas bebidas radica con el hecho de que se cree que los residuos de estás puede eliminarse con sólo consumir agua, pero en realidad tienen un efecto negativo por lo azúcares que contiene que pueden alterar el funcionamiento normal del metabolismo.
Evita tomar lácteos, bebidas deportivas y refrescos, es preferible que los sustituyas por agua, té o jugos naturales.