¿Morder el pastel? Una tradición no tan buena

morder el pastel

“¡Mordida, mordida!” es una cancioncita típica de las fiestas de cumpleaños, después de las mañanitas y de que el festejado pida sus deseos. Y es que es así como los invitados motivan al cumpleañero para morder el pastel y jugarle la bromita de empujarlo hacia el ceremonial pastel. No se sabe a ciencia cierta de dónde viene la tradición de morder el pastel. El dato histórico que más se acerca es la de aventar pastelazos a los actores en los teatros callejeros, cuando el público, poco satisfecho, hacía ver su descontento por la función. Del mismo modo, los propios actores aventaban a sus compañeros de obra pastelazos en el rostro cuando se trataba de una comedia. Sin embargo, esta tradición, realmente arraigada en las fiestas de cumpleaños, podría no ser tan graciosa si analizamos los posibles riesgos (y no hablamos de la humillación de tener la cara llena de betún). Aquí te decimos 3 riesgos de morder el pastel que debes considerar, especialmente si vas a celebrar el cumpleaños de tus hijos pequeños. Recuerda que en esta temporada tenemos que extremar aún más las precauciones para evitar posibles contagios del COVID-19. Te interesa: Coronavirus: experimento japonés demuestra lo rápido que se propaga el virus

morder pastel

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Debes tener especial cuidado con los niños pequeños.

Primer riesgo: palillos en el pastel

Algunos pasteleros, para sostener la masa del pastel en algún diseño, colocan palillos tipo mondadientes (pueden ser de madera o plástico). Es fácil imaginar los riesgos: el palillo podría lastimar cualquier parte del rostro o dentro de la boca. Para evitar cualquier riesgo, pregunta en el lugar donde compres tu pastel si contiene algún objeto en su interior. Te interesa: ¿Cómo hacer una mesa de dulces de unicornio?

Segundo riesgo: asfixia

Esto depende de la intensidad del empujón que los invitados le den al cumpleañero. Si creíste que los ingredientes del pastel (betún, masa, merengue, o hasta frutilla) solamente manchaba graciosamente la cara de alguien, lo cierto es que es muy propenso que éstos entren por las fosas nasales. El riesgo, aunque parezca menor y controlable, es inminente. Mucho cuidado especialmente con los niños pequeños.

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Antes de soplar velas… piénsalo dos veces.

Tercer riesgo: contagio

Puede que el cumpleañero goce de perfecta salud, o al menos, eso es lo que se espera. A veces no sabemos si traemos pequeñas infecciones bucales o de garganta, que podrían contagiar a alguien más. Este mismo riesgo ocurre al soplar las velas del pastel, pues basta una exhalación para transmitir bacterias, lo mismo puede pasar con el contacto de la boca con la comida. Recuerda considerar todos estos riesgos. Puede haber mucha diversión en tu fiesta, aun si omites algunas tradiciones. Conoce más información para cuidar tu salud en Cocina Fácil

Editora Digital Lic. en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM, con experiencia en tradiciones orales, gastronomía y cultura mexicana.
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