La lasaña es una de las recetas italianas más populares en todo el mundo, pero para lograr que quede en el punto exacto, es indispensable que tomes en cuenta los siguientes consejos de los expertos en cocina.
¿Qué hacer para que la lasaña no se seque?
Utiliza suficiente salsa: la salsa es fundamental para mantener la lasaña húmeda y jugosa. Asegúrate de usar suficiente salsa para cubrir todas las capas de pasta y que haya un poco en el fondo del molde antes de colocar la primera capa de pasta.
No cocines demasiado la lasaña: considera que el tiempo de horneado dependerá del grosor de la lasaña y del tipo de horno que utilices. Como regla general, hornea la lasaña durante 30-40 minutos, o hasta que el queso esté gratinado y la pasta esté bien cocida.
Deja reposar la lasaña antes de servirla: una vez que la lasaña esté fuera del horno, déjala reposar durante 10-15 minutos antes de servirla. Esto permitirá que los sabores se integren y que la lasaña se asiente un poco.
No escurras demasiado la pasta: si usas pasta fresca, no la escurras demasiado después de cocerla. Deja un poco de agua de cocción en la pasta, ya que esto ayudará a mantenerla húmeda durante el horneado.
Cubre la lasaña con papel aluminio: durante los primeros 30 minutos de horneado, cubre la lasaña con papel aluminio. Esto ayudará a que la pasta se cocine al vapor y que la lasaña no se seque.
Elige una salsa con textura: evita usar salsas demasiado líquidas, ya que esto puede hacer que la lasaña se quede aguada. Opta por una salsa con una textura más espesa y consistente.
Agrega verduras a la salsa: las verduras como cebollas, zanahorias y tomates aportan humedad a la salsa y la hacen más sabrosa.
Sazona la salsa con especias: la albahaca, el orégano y el ajo en polvo son algunas especias que combinan muy bien con la salsa de lasaña y le dan un sabor más intenso.